A los odontólogos
en general, a los formadores de posgrado, a quienes se dedican a la actividad
científica, a los dirigentes e instituciones odontológicas, a quienes lucran
con la formación del recurso humano, a los políticos, funcionarios, etc.
Todos hemos sido
estudiantes y, de una u otra manera, hemos luchado por la libertad de
enseñanza, por la excelencia de la misma y por muchos otros derechos de quienes
se forman y luego serán profesionales al servicio de los argentinos.
Justamente, por
quienes recibirán lo que aprendamos, la gente, y por los que se preparan para
brindarlo, los estudiantes, es necesario que reflexionemos y actuemos.
Es en ésta línea
de pensamiento que nos interesamos en conocer cómo se va desarrollando la
formación del recurso humano en odontología.
Recientemente
hemos recibido la noticia acerca de la conformación de una nueva Escuela de
Odontología en nuestra Provincia, en el seno del Instituto Universitario
Italiano de Rosario, habiendo sido designado Director el Dr. Roberto Blanco,
Secretario académico el Dr. Ricardo Pietromica y Consejeros los Dres. Fernando
Blanco y Roberto Ferrari-Gino.
Es absolutamente
loable que se promueva la enseñanza y se creen nuevos ámbitos de formación de
profesionales, si no fuera que -a nuestro entender- hay en nuestro país un
exceso de odontólogos, más aún si se tiene en cuenta que la mitad de la
población sólo tiene acceso a efectores públicos para la atención de su salud
bucal.
Y mientras la OMS (Organización Mundial de la Salud) afirma que para
España lo recomendable es 1 odontólogo cada 3.500 habitantes, en Argentina
tenemos 1 odontólogo cada 720 habitantes, es decir, casi 5 veces más que lo
indicado.
Sin desconocer la
importancia de las Instituciones de formación de posgrado y lo legítimo de
tener como objetivo fundamental la conformación de una escuela de odontología,
desde nuestra función de dirigentes debemos, responsablemente, alertar sobre lo
negativo que resultaría para la salud de la población y para la profesión misma
aumentar la ya sobreabundante dotación de profesionales.
También tenemos
claro que las Universidades públicas tal vez podrían crear escuelas de
odontología si se los permitieran los presupuestos asignados por la Nación. Pero en los emprendimientos
privados pareciera que el único recurso es el proveniente de las actividades de
posgrado ya que el costo de la matrícula, aún cuando es sumamente onerosa,
sería insuficiente para el sostenimiento del grado.
En estos días las
distintas Universidades exponen en Santa Fe sobre las carreras que ofrecen a
los futuros estudiantes y nos preguntamos: ¿para que el eventual interesado
vislumbre sus reales posibilidades laborales, le informarán también sobre el
recurso humano actualmente disponible, la masa de estudiantes que ya cursan la
carrera y las reales necesidades a futuro?
Pensamos que
muchos jóvenes que hoy demandan estudiar odontología no lo harían si se les
informara que hay 4 ó 5 veces más odontólogos que los necesarios, y lo mismo
sucede en varias profesiones.
Ante esta
situación, y con el ánimo de que se reflexione sobre estas iniciativas de
promover la habilitación de nuevos centro de formación de grado, instamos a las
organizaciones, como la
Fundación Creo, entre otras, cuya solicitud hasta ahora fue
rechazada, a considerar que en muy pocos años se duplicó la cantidad de
escuelas y/o facultades de odontología. En este punto, como en otros, es
legítimo que defendamos lo que creemos conveniente o necesario realizar y nadie
debe sentirse molesto por ello.
Nuestro objetivo
de dignificar el trabajo profesional de nada sirve si no difundimos y tratamos
esta problemática entre los propios interesados y, si Ud. como odontólogo no se
entera o, peor aún, si Ud. colabora -sin saberlo- con el proceso de crecimiento
indiscriminado de la plétora odontológica.
Todas estas
cuestiones están siendo planteadas, junto con diversas instituciones del
quehacer odontológico, a los Ministerios de Salud y Educación de la Nación, reclamando de los
mismos su intervención responsable en la administración y planificación de los
recursos humanos en salud. Señor asociado: todo lo
expuesto conlleva la intención de compartir el esfuerzo y la lucha
institucional con el objetivo de una mejor prestación de salud bucal para toda
la población y para que nuestra profesión pueda desarrollarse dignamente. |